Mistical Rozen
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

The Holmes Shadow

Ir abajo

The Holmes Shadow Empty The Holmes Shadow

Mensaje por Beryl Lun Dic 24, 2007 8:39 am

Este es mi primer fic....es 100% original, así que no sean crueles ;___;
Espero que sea de su agrado y se animen a opinar nwn

Capítulo 1

El verdadero Sherlock Holmes



El trabajo de mi padre requería traslados bastante a menudo. Habíamos pasado por varios países, incluso antes de que yo naciera, y ahora nos habíamos instalado en Sudamérica cuando tenía siete años.
Lo cierto es que toda mi familia es de Inglaterra y yo sólo pude estar allí un par de años. Pero ahora me había acostumbrado al español y lo hablaba tan fluido como mi idioma natal.
Ya eran siete años desde que llegamos a Chile, y aunque es un lugar muy tranquilo la mayor parte del tiempo, pude encontrar bastante diversión en sus calles, playas y rincones.
Una vez cumplidos mis 14 años, nos trasladamos a la Capital y mi padre se marchó al norte dejándonos a mi madre y a mi hermana mayor solas, según dijo sólo por un par de meses.
Cierto día, cuando volvía a casa luego de mi papeleo para el traslado a mi nueva escuela, me encontré con un viejo amigo, que en los viajes de mi padre y mi familia, había conocido anteriormente.
-Beryl? Beryl Sholto? En serio eres tú? – me dijo al verle pasar. De primera no le había reconocido luego de tantos años, pero ahora que me había detenido frente a él pude verle con calma.
-Es que acaso eres…
-Zerotsu. Verdad que te acuerdas de mi también? –dijo sonriendo
-Si! Ahora recuerdo….han pasado muchos años…
-Ahora te ves mayor – Mi amigo y yo nos llevábamos en edad por unos cinco años, pero eso no quitaba que fuéramos buenos amigos. Además yo lo contactaba a través el computador cuando lo encontraba y no habíamos perdido completamente el contacto. Caminamos hacia la plaza del centro de la ciudad, hablando de muchas cosas a la vez.
-Comencé a leer a tu detective favorito –dijo de pronto
-Te refieres a Sherlock Holmes? –dije
-Si. De verdad que es tan bueno como decías siempre. Sería genial que una persona como él existiese…
-Pues creo que en eso puedo aportar! –dije con una sonrisa misteriosa.
-De----de qué hablas? –sorprendido, Zerotsu me miraba con los ojos muy abiertos.
-Bueno, conozco a alguien que es la persona más cercana a Holmes que he podido encontrar aquí, es un viejo amigo que conozco desde que llegué a vivir a este país, aunque es muy joven pero….
-Parecido a Sherlock-sama!! Eso tengo que verlo!! –dijo interrumpiéndome.
-Podemos ir ahora mismo si quieres, vive por aquí –y sin esperar respuesta, le tomé del brazo y le arrastré unas calles más allá hasta llegar frente al tren subterráneo. Luego tomamos un tren que, para nuestra desgracia, estaba lleno y sofocante por el calor, y luego de unos minutos de salir del lugar llegamos a un antiguo edificio de departamentos de la calle Londres.
-Es aquí? –dijo.
-Si. Tengo una llave del departamento así que podemos entrar enseguida, y como no sale mucho de casa seguro le encontramos.
-Vamos…!! Estoy ansioso!!
Subimos al cuarto piso, y ya más con calma llegamos a la habitación número 21.
Cogí la llave de mi bolsillo, la introduje en la cerradura y la giré, abriendo la puerta.
El interior de la habitación 21 del cuarto piso de la calle Londres estaba completamente oscuro, y un olor pestilente salió a mi encuentro y al de mi compañero. No había rastro del hombre al que había ido a buscar, como si de pronto aquella aversión a salir demasiado de casa muy propia de él en muchas ocasiones se hubiera esfumado.
Me dirigí a uno de los sillones del salón principal, aún en oscuridad y mi acompañante me imitó. De pronto la luz se encendió y dando un salto miré hacia la puerta, que había dejado cerrada, ahora abierta de par en par y con nuestro hombre mirándonos algo perplejo.
-Beryl, aprecio mucho que hayas venido a verme, pero por lo menos podrías haberme esperado, no? – dijo – además veo que has traído a alguien contigo
Asentí. Knox Blum se acercó a mi compañero y lo observó detenidamente, luego se sentó en un sofá frente al sillón en que nos encontrábamos, con los brazos cruzados y el mentón apoyado en el pecho.
Blum era un chico de características muy singulares: medía 1.76 m, lo que era bastante para sus cortos 15 años, era muy delgado, con dedos largos y finos, su piel era muy pálida lo que a momentos le daba un aspecto incluso lúgubre. Su cabello era negro azabache, algo desordenado y con un flequillo que caía sobre su frente, que era imposible acomodar por mucho que uno se empeñara en ello.
En cuanto a personalidad, era un sujeto cortés con las personas, en ocasiones algo frío y severo. También le caracterizaba aquella forma burlona y maliciosa de referirse a algunos temas e incluso al tratar conmigo, así como un aire de vanidad y egocentrismo. En ocasiones se encontraba sumido en la depresión y en momentos como aquellos era cuando más solía estar con él, intentando animarle aunque fuera tan solo un poco.
-Mi amigo aquí presente ansiaba conocerte, Blum.
-Así que a eso le has traído. Un consejo, para la próxima vez que vengan en tren subterráneo traten de elegir la hora adecuada, de lo contrario, me temo que no podrán disfrutar de mucha comodidad. Salir apresuradamente no es muy conveniente.
Mi amigo y yo nos miramos sorprendidos.
-Beryl, no deberías sorprenderte tanto luego de conocernos hace siete años –dijo con una sonrisa – Veo en tu bolsillo un boleto del tren subterráneo, lo que es anormal en tus costumbres, pues sueles usar la tarjeta correspondiente al servicio. Gracias a esto se puede sacar en limpio que has venido apresuradamente y que esta visita no estaba planeada desde hace mucho antes de partir. Además viendo la hora y una cierta humedad en tu ropa y en la de tu amigo, veo que han venido en un tren lleno ya que es la hora punta del uso del tren subterráneo, pero que sin embargo alcanzaron un par de asientos.
Mi amigo dejó escapar un grito de “Magnífico!” al escuchar a Blum hablar sobre lo que habíamos hecho. A pesar de todo el tiempo que había visto como él hacía observaciones como aquella, nunca dejaba de sorprenderme.
-Volviendo al tema inicial, por qué desea verme este caballero? – dijo Knox Blum.
-Beryl ha dicho que eres el Holmes “real” o al menos algo parecido a él –dijo Zerotsu emocionado.
Blum se echó a reír a carcajadas.
-Vaya vaya, así que mi querida Beryl ha estado exagerando no? –dijo riendo aún – Pues yo no tengo ni la mitad de las capacidades de Holmes. Aunque cabe destacar que mis observaciones son en lo que más puedo llegar a parecerme a él.
-Pero y la deducción de hace un rato?
-Bah! Es simplemente un poco de observación y de pensar detenidamente.
-Pero…
-No intente convencerse más de algo que nos cierto, caballero. Ahora si me disculpan, debo llevar a cabo un experimento y les aconsejo retirarse. –dicho esto, sacó de un mueble unos tubos de ensayo y unos paquetes cuyo contenido son desconocidos para mi. Por lo tanto preferimos hacer caso al consejo de Blum y marcharnos. Una vez fuera Zerotsu se mostraba claramente enfadado.
-Creí que es chico podía ser como Sherlock-sama…a pesar de que se ve bastante joven. Pero si ni siquiera le interesa!! –dijo hablando cada vez más fuerte
-Créeme, Blum es un chico brillante, lo único es que le molesta es que le comparen con Holmes, no por aversión a él si no porque dice que son invenciones mías.
-Pero si no exagerabas! Su deducción fue sorprendente. Pero seguro que incluso yo….Eso es!!
-Qué? –dije sin comprender
-Que yo me convertiré en el Holmes real –dijo alegremente – y tú serás mi fiel Watson
-Nos encontramos hace menos de una hora y ya estamos metidos en algo…
-Vamos, será divertido!
-Interesante querrás decir…
-Si, eso! Nos vemos mañana –dijo entregándome una nota y marchándose.
Y quede allí sola, con su dirección garabateada en un trozo de papel y las ideas dando vueltas en mi cabeza. Supuse que en seguirle el juego por un tiempo no haría nada de malo.

Así pues, caminé de regreso a casa, pausadamente y pensando en lo que acababa de sucederme. No puedo dejar de mencionar que sentía que traicionaba a Blum al ayudar a Zerotsu, pero sabía que él jamás se tomaría algo como aquello en serio y no valía la pena pelearme con ninguno de los dos. Sin embargo, estaba emocionada, pues como anhelaba hace mucho, al fin la búsqueda del verdadero Sherlock Holmes había dado inicio.
Una vez dentro de casa, me dirigí a mi habitación a descansar, pero una voz proveniente del interior de ella me hizo dar un salto
-Hasta que al fin llegas! Creí que volverías pronto –dijo la voz dirigiéndose a mi, por lo que pude suponer. Abrí bruscamente la puerta y me encontré frente a Zerotsu que se encontraba sentado sobre mi cama.
-No te lo esperabas de mi, eh? Pues averigüé donde vivías y te adelanté rápidamente –dijo con una sonrisa en los labios –Con esto te doy una breve demostración de lo que puedo llegar a hacer.
-Supongo que ya sé que se siente que entren a tu casa sin tu permiso… –dije suavemente.
-No te lo tomes a mal! Sólo quería sorprenderte un poco. Sé que con esto….te vas a animar a ser mi Watson! –nervioso, Zerotsu agitó los brazos a ambos lados tratando de calmar mi supuesto “enojo”, aunque de verdad, yo no me encontraba enfadada para nada. Y supongo que mi rostro debió demostrarlo, pues él se calmó y riéndose me dio la despedida y se marchó.
Beryl
Beryl
Doll
Doll

Femenino
Cantidad de envíos : 401
Localización : En Boo'ya Moon con Lavi~~
Fecha de inscripción : 10/09/2007

Volver arriba Ir abajo

The Holmes Shadow Empty Re: The Holmes Shadow

Mensaje por Beryl Lun Dic 24, 2007 8:40 am

Pardon por el doble post, monsieurs y mademoiselles....pero no me dejaba subirlo todo completo esta cosa ¬¬


Capítulo 2


Comenzando a cambiar la rutina por la acción

Al día siguiente desperté muy tarde, lo que no era normal en mis hábitos pues solía tener un horario regular, pero esta vez me hallaba especialmente cansada. Me vestí y me dirigí a la calle Londres con motivo de visitar a mi amigo Knox Blum, pues dejando a un lado la visita repentina del día anterior no le veía hace mucho tiempo. Pero no le encontré. Al menos eso creí en primer momento y luego me di cuenta que estaba durmiendo en el sillón, bajo muchas frazadas.
Intenté despertarlo, sin éxito. Pude darme cuenta que estaba deprimido por alguna razón y que había llegado de lleno a esas fastidiosas épocas.


Así, más que un amigo, mi Sherlock Holmes (uno de los dos a los que yo consideraba aptos para representar bien este importante papel) era más como un hermano para mi. Yo le ayudaba en todo lo que podía cuando me necesitaba y estaba con él gran parte de mi tiempo.
Ahora mismo me encontraba con él, de lleno en una de sus temporadas de depresión en que no se movía más allá de lo necesario.
Recostado en su sillón, con una pila de libros en la mesita de la sala de estar, dormía plácidamente sin importarle en absoluto mi presencia. En los siete años que llevábamos de conocernos, era increíble como había cambiado Blum. Aquel chico soñador que era antes se había ido con el tiempo y ahora le gustaba decir que había madurado. Sin embargo, ¿Qué tanto podía madurar con sólo 15 años? ¿Quedaba aunque fuera un sólo vestigio del soñador que a mi tanto me gustaba? Por mucho que quisiera convencerme que era cierto, no podía engañarme a mi misma pues sabía que aquello ya era parte del pasado.
Me acerqué donde dormía Blum. Vi sus ojos cerrados, como respiraba al dormir, su boca entreabierta….y me acerqué, me acerqué porque estaba dormido, porque no podía reprocharme nada estándolo y estuve tan cerca de él que pude sentir su respiración claramente. Pero como bien es sabido, el hombre propone y Dios dispone, así que mis intenciones se vieron truncadas cuando mi amigo abrió los ojos y se quedó mirándome.
-Intentas sobrepasarte conmigo? –me dijo con una risita
No le respondí y me alejé rápidamente, abochornada, y cerré la puerta de su departamento de un portazo. Respiraba agitadamente y sin pensarlo dos veces bajé las escaleras y emprendí camino de regreso a mi casa.



Knox Blum no creía en el amor. Al menos no actualmente, pues decía siempre que un amor que no funcionó terminó con la aversión a este. Aún recuerdo a Blum de niño, un niño enamoradizo y amable, no la persona que es ahora; por lo mismo a menudo me daba vueltas en la cabeza quien pudo ser la mujer que mi amigo tanto quiso, y millones de veces le pregunté, pero siempre evitaba el tema. Supuse que sería doloroso para él recordar, y quizás sólo quisiera olvidarla. Pero se preguntarán por qué les cuento esto, no? Mencioné antes que Knox era un chico enamoradizo y soñador de pequeño. Yo lo conocía tanto a mi misma, porque ambos crecimos juntos.
Resultó ser que al día siguiente que me marchara apresuradamente de la calle Londres, cuando volví a ver a Blum, estaba frente a la puerta abierta, y tomándome del brazo, me llevó fuera.
-Qué haces? – no entiendo lo que le sucedía, fue lo único que pude decir.
-Quiero que salgamos a dar un paseo – dijo arrastrando las palabras
-Pero por qué me sacas de esta manera…? –no esperé respuestas y no las necesité, porque vi claramente en su rostro que estaba algo ruborizado, y que mirando al piso intentaba disimularlo. Por mi mente se cruzaron varías teorías, pero en el fondo sabía que Knox debía estar confundido y que estaría haciendo cosas sin pensar, aunque eso no fuera muy propio de él.
Al salir, miré hacia la calle, simplemente por coincidencia y con horror descubrí que Zerotsu estaba detrás de un poste mirándonos. Blum estaba totalmente silencioso y según creí no se dio cuenta de que nos observaban. Me disculpé y corrí hacia Zerotsu unos momentos.
-Qué haces? –dije
-Holmes siempre sorprende a Watson….al parecer te he sorprendido otra vez, no? –dijo él riéndose –Espero que tengas suerte en tu cita con Blum.
-No es una cita! –dije avergonzada – Sólo salimos a dar un paseo
-Pero él se ve bastante distinto de la última vez….
-Está en sus malas épocas…eso es todo
-Está bien –dijo Zerotsu con ojos brillantes. Comprendí que no me creía, y que por el color de mis mejillas mis palabras se hacían menos fiables aún.
Pero no me importaba si él creía que había algo más, porque de todos modos decía la verdad. Me excusé debidamente y regresé con Blum.
-Si me disculpas, podríamos ir a una farmacia cuanto antes? –dijo Knox cuando regresé.
-Por qué? Que es lo que te sucede? –dije sin disimular mi asombro.
-Recuerdo claramente haber experimentado en mi cuerpo los efectos del ácido lisérgico. Luego sentí el malestar de la fiebre y me recosté unos momentos. Y en cuanto te escuché en la puerta corrí a ella, ya que tú sabes bastante de medicina por tu hermana, para que me aconsejaras un poco. Si he llegado a cometer un acto inapropiado mientras me encontraba bajo las influencias alucinógenas del ácido, te ruego me disculpes.
-Ácido? Alucinaciones? Pero esto es inaceptable! Puedes provocar daño serio a tu cuerpo…! –Después de todo, Blum simplemente actuaba normal, y aquello que yo tomaba por un rubor en su rostro no era más que fiebre. Al menos me alegraba haber llegado a tiempo para ayudarle, aunque con esto mis esperanzas quedaran por el suelo.
-Tengo muy presentes los riegos –me interrumpió Blum –Pero ahora es otro asunto del cual deseo hablarte, aprovechando la situación. Si accedes a ir a un lugar más tranquilo, puedo relatarte con calma los hechos. Pero antes te ruego que me acompañes a una farmacia.
Asentí. Resultó ser que el malestar de Knox era simplemente temporal y que dentro de unas horas se repondría, por tanto caminamos unas calles y entramos a un café ubicado frente a un museo, cerca de donde nos encontrábamos anteriormente. Con unos trozos de pastel y tazas de té inglés sobre nuestra mesita, Blum comenzó a hablar sobre aquel importante asunto.
-Como recordarás, yo soy hijo de padres separados. Mi hermano mayor vive con mi padre y yo con mi madre, la cual trabaja todo el día por lo que a menudo me encuentro bastante solo. Pues bien, ayer mi hermano Andrew fue a visitarme a mi departamento, junto con alguien totalmente desconocido para mí. Andrew me dijo que el caballero al que había llevado necesitaba algo de ayuda y que con la universidad, él no podía ayudar.
-Hace mucho tiempo que no veo a tu hermano …–dije recordándolo. Era un chico apuesto, cuatro años mayor que Knox y con la misma capacidad deductiva que su hermano menor, incluso me atrevería a decir que en un grado superior. Un sujeto amable y cortés, cálido y que sabía hacer sentir muy a gusto a las personas. Guardaba muy buenos recuerdos de él.
-No tenía idea a que se refería con aquello de que yo podría brindarle ”ayuda”, y tampoco me lo explicó porque se marchó enseguida. El muchacho quedó sólo conmigo, y se presentó como Alec Caulfield. Dijo tener 16 años y por la expresión de su rostro pude observar que era presa de una gran angustia. Se sentó en el sofá como le ofrecí, y procedió a contarme que le sucedía. “Sería conveniente que me pongas al tanto de la situación” –dije. “Espero que puedas entenderme y ayudarme, tu hermano me ha dicho que serías de gran ayuda”. “Prosiga con su relato” –le pedí. “Mi prima Alice fue a vivir con mi familia en nuestra casa de campo hace un par de meses, ella es una chica muy agradable y bellísima. Su forma de actuar es intachable y no podría criticársela en modo alguno. Ayer por la noche se encontraba muy inquieta, observando por la ventana que da a un pequeño bosque muy a menudo y pude ver que estaba pálida. Al irme a la cama, pude notar que por un pasillo que da a la puerta de atrás, la cual precisamente da hacia el bosque, creí ver un sujeto de capa negra y una máscara griega, la máscara de la tragedia. Entonces, al voltearme, el sujeto había desaparecido. Mi prima Alice no apareció esta mañana. Todas sus pertenencias se encontraban es su habitación y su cama estaba intacta. No faltaba más que la ropa que tenía puesta el día anterior y sólo una nota pudimos encontrar”. Entonces el muchacho me tendió una pequeña nota que parecía sacada de un libro, puesto que en la parte posterior habías unas letras escritas por una imprenta. La nota decía “No es prudente entrometerse en ciertos asuntos e ir propalando ruines mentiras”. Estaba firmada por la joven en cuestión.
Alec Cauldfield comenzó a frotarse las manos con nerviosismo, esperando una respuesta. Entonces me entregó un pequeño trozo de papel. “Allí es donde vivo –dijo – Si tienes tiempo y la disposición de viajar hasta el lugar, creo que podrías investigar mucho mejor”. Y luego de darme la despedida debidamente y agradecerme por adelantado, se marchó.
-Tendrás que investigar el caso? –pregunté emocionada
-Pues eso es lo que Caulfield quiere. Está convencido al igual que tú que puedo llegar a ser un Holmes “real”. Sospecho que mi hermano le ha hablado de mi don, como tú le llamas.
-Pero si es cierto!!
-Basta ya, por favor. Dentro de unas horas debo viajar con motivo de la investigación, y quiero pedirte que vengas conmigo.
-Que vaya contigo?
-Pues si, si no es inconveniente para ti por supuesto.
-Créeme que me siento muy satisfecha por la confianza que has puesto en mí.
-Siendo así, te espero a las seis de la tarde en mi departamento y trata de ser puntual. Y si me encuentras dormido no hagas lo de la última vez –dijo maliciosamente.
A momentos prefería que Blum llegara a ser más como un Monsieur Dupin enamorado de Mademoiselle Gautier, que un cerebro sin sentimientos de amor y pasión como Holmes. Mi amor por él había empezado a los 10 años, cuando él aun era enamoradizo…pero al corto tiempo de que me diera cuenta de ello, había cambiado para siempre, y se había convertido en algo cercano a un Holmes “real”. Y aunque la idea me fascinaba pues siempre he admirado a Sherlock Holmes, mis sentimientos crecían más y más cada día y yo no podía soportar tal decepción por mucho tiempo.
Blum pagó la cuenta y se marchó. Quedé allí sola hasta que un sujeto con un bigote bien cuidado y un traje impecable ocupó su puesto.
-En que están metidos? –dijo con voz ronca.
-Disculpe? –dije –Quién es usted?
-Creo que ese Blum trama algo. Y de seguro tú le acompañarás – dijo ignorando mi pregunta.
Un escalofrió recorrió mi espalda. Como era posible que aquel sujeto estuviera al tanto de mis acciones? Y peor aún, quién era?
-Veo que no me has reconocido. Siempre te dije que la actuación y el disfraz son parte de mi especialidad. –dijo con una voz bastante familiar para mi. Entonces su bigote desapareció y revolviendo un poco su ordenado cabello, vi que no era otro sino Zerotsu.
-Tú! –exclamé –Nunca dejas de impresionarme, sabes? No creí que supieras actuar tan bien.
-Pues ya ves –dijo – Creo que también investigaré el caso.
-Cómo sabes tú de eso?
-Estuve todo este tiempo en la mesita de enfrente y pude escuchar perfectamente todo.
-Pero no sé como lo harás –dije impresionada – No puedo llevarte conmigo, quizás Blum se moleste.
-Vamos, no se molestará. –dijo Zerotsu claramente emocionado.
-Eso espero….
-Y es mejor que no esperes más de él. Ya sabes que en tu papel de Watson no puedes enamorarte de tu Holmes, y admito que Blum tiene cualidades como para serlo. Por eso no haces una buena pareja con ese chico, porque mientras yo sea el más adecuado para ser el sucesor de Holmes….él no podrá serlo!! Te prometo que por ti seré el mejor.
A las seis menos quince me encontraba en la calle Londres junto a Zerotsu. Blum se mostraba claramente irritado al verlo entrar junto a mí a su departamento.
-Afuera nos espera un coche –dijo – Debemos partir enseguida.
En media hora nos encontrábamos en la terminal de buses, y abordando el nuestro nos encaminamos hacia el lugar de los hechos.
La ciudad se iba perdiendo lentamente, hasta que luego sólo se observaban caminos agrestes. Blum dormía en el asiento que estaba junto al mío, mientras que Zerotsu me hablaba desde el que se encontraba atrás.
-Esto será emocionante! –dijo – Nada podría ser mejor que unos cuantos días de aventura y misterio.

No llegamos al lugar de los hechos sino dentro de una hora y media de viaje. La casita tenía dos pisos, con un gran terreno cubierto de suave hierba que rodeaba gran parte de la misma, a excepción de un bosquecito que estaba por uno de los costados.
Cruzamos el pórtico, el cual era de estilo antiguo, y luego de que Blum tocase la puerta, un chico salió a recibirnos. Era unos cinco centímetros más alto que yo, con el cabello negro entre impecable y alborotado, de contextura delgada y actitudes nerviosas. Tenía el rostro muy pálido, de facciones suaves y apuesto. En cuanto nos vio, soltó un pequeño grito de sorpresa.
-Veo que has traído a más personas contigo –dijo frotándose las manos –Me alegro muchísimo que accedieras a resolver este pequeño misterio.
-La señorita, al igual que el caballero aquí presentes, pueden llegar a serme de gran ayuda. –dijo Blum con toda calma.
-Oh! Mis más sinceras disculpas por no presentarme antes ustedes –dijo el chico dirigiéndose a Zerotsu y a mi. – Soy Alec Caulfield, gusto en conocerlos.
Nos tendió una mano que ambos estrechamos, y la cual tenía una fuerza mayor de la que le hubiera atribuido por su apariencia. Acto seguido, nos condujo a un pasillo con un largo ventanal que casi tocaba el piso, con una puerta al final.
-Aquí es donde vi a aquel espectro –dijo Caulfield –Puedes investigar todo lo que desees.
Blum sacó del bolsillo de su chaqueta una lupa y comenzó a examinar las paredes y el piso minuciosamente. Luego se detuvo en un costado de la pared donde el polvo había quedado marcado y lo observó un par de minutos.
-Qué había aquí antes? –dijo
-Bueno, había allí una pequeña mesita de arrimo –contestó Caulfield desconcertado. Luego Blum examinó con la mirada el techo sobre el lugar que indicaba. Pidió una escalera y se subió sobre ella para palpar el techo, dando unos golpecitos. Luego bajó con una amplia sonrisa en el rostro.
-Es suficiente por ahora –dijo luego – Mañana por la mañana investigaré más a fondo.
-Qué opinión te has formado del asunto? –pregunté ya en nuestras habitaciones en la casa de Caulfield.
-Bueno, lo primero que he pensado es que en esta casa una persona completamente ajena a ella ha estado habitando un ático cuya entrada había sido olvidada. Es probable que sus intenciones fueran dañinas. Seguramente fueron truncadas por algún motivo y se dio a la fuga, eso explicaría que apareciese una noche ante Caulfield, cuando se creía que nadie estaría circulando por allí.
-Y qué tiene eso que ver con la desaparición de la prima de Caulfield?
-Pues carezco de datos suficientes para explicarlo, pero es posible que ella le haya dejado entrar; o que él haya sido descubierto por ella. Si fuera la primera opción la correcta, llego a pensar que aquella chica no es tan intachable como parece.
-Estás dudando de su honestidad? –dije asombrada.
-Al momento de investigar, no debe darse nada por sentado hasta comprobarlo.
Vagas hipótesis del caso daban vueltas en mi cabeza, pero no había nada concreto en ellas. Zerotsu, por su parte, permanecía completamente en silencio.
Eran las diez de la noche y el cielo nocturno estaba salpicado de refulgentes estrellas. Me tendí sobre la cama en que dormiría y cerré los ojos, tratando de canalizar mis ideas.
Habían pasado diez minutos cuando unos pasos pudieron oírse claramente y el sonido de la puerta al abrirse y posteriormente al cerrarse. Me levanté de un salto y abrí los ojos. Blum no estaba.
Beryl
Beryl
Doll
Doll

Femenino
Cantidad de envíos : 401
Localización : En Boo'ya Moon con Lavi~~
Fecha de inscripción : 10/09/2007

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.